"Ya pa'qué" es una frase que se usa mucho cuando al fin llega la medicina necesaria para curar a un moribundo, pero demasiado tarde como para producir efecto positivo alguno.
Tal es el caso que vive hoy el gober precioso luego de que se filtró la noticia de que dos de sus secuaces más cercanos se van de su gabinete.
López Zavala saldrá del gabinete, pero no del afecto de su jefe, el gobernador Marín. La causa de su relevo es más que obvia: el fracaso de la tecnología del garrote —es decir, de las amenazas y los amagos de represión selectiva— como instrumento para apaciguar a los grupos y dirigentes de oposición que hoy exigen la renuncia del mandatario estatal.
La inminente salida de López Zavala es ya festinada por algunos integrantes de la “burbuja marinista”, que en corto le llaman “el chango”, y que suponen que su remoción como responsable de la política interior mermará sus posibilidades de ser nominado candidato a la alcaldía poblana en las elecciones locales del 2007.
Otro personaje que también será removido de su cargo, después del oso que escenificó en los últimos días a consecuencia de los policías que fueron sorprendidos en labores de espionaje político afuera de las instalaciones del Suntuap, es Alejandro Fernández Soto, secretario ejecutivo del Consejo Estatal de Seguridad Pública.
Su inverosímil versión en el sentido de que los policías Eduardo Orellana del Pozo y Juan Fernando Cordero García prestan servicios reporteriles al director del portal Tv Mundo, Gabriel Alós Sala, no sólo lo evidenció como incapaz y mentiroso —siquiera para inventar una historia policíaca más o menos coherente—, sino también como un funcionario deshonesto que además de desviar recursos públicos en beneficio de una empresa privada de comunicación, incurre en usurpación de funciones.
No, mi gober precioso, así no se hacen las cosas. Debiste haberles exigido su renuncia el 15 de febrero e inmediatamente haber renunciado tú. Pero tu necedad y soberbia acabarán con hundirte, y si no, al tiempo...
