Luego de año nuevo nos fuimos de paseo al río, es que con tanto calor que hace necesitábamos de urgencia darnos una refrescadita. Mi príncipe estuvo encantadísmo con el agua y no quería salir pese a que sus labios ya se estaban poniendo morados, así que hubo que sacarlo a la fuerza aunque llore.
Aprovechando que teníamos tiempo, nos dimos una vueltita por el parque del sitio, en el cual hay juegos infantiles y Mateito se dió gusto en las resbaladeras, corría de acá para allá y pedía a sus primos que lo suban.