
Lo peor de todo no ha sido la artera agresión, sino la estúpida justificación del nefasto tipejo:
la agresión “no había sido contra él sino contra la prensa que ha tratado muy mal a los Marín”
Háganme el cabrón favor. Ora resulta que todos los periodistas deben tratar con pincitas al precioso y a toda la mierda de familia que se carga.
Menudo momento escogió el wey para echarle más leña al fuego.
Roberto Marín, qué imbécil eres. Nunca cambies, chingao.
UPDATE

PD. Las fotos, gracias a Jennyfer López.